
La UNE-EN 13460:2009 nos da la respuesta. Esta norma europea establece qué información mínima debe incluir una OT para que no sea solo un papel (o registro digital), sino una verdadera herramienta de gestión.
Piensa en la OT como el “DNI” de cada intervención. Si falta un dato clave, el análisis posterior se vuelve poco fiable.
Según la norma, una OT debería incluir:
- Identificación básica: Número único, activo y ubicación.
- Detalles técnicos: Tipo de mantenimiento (preventivo, correctivo, predictivo…), causa del fallo, parte defectuosa.
- Tiempos y fechas: Emisión, apertura, cierre, última vez que se hizo la tarea.
- Recursos: Horas de mano de obra, personal que participó, repuestos utilizados, servicios externos.
- Seguridad y medio ambiente: Requisitos normativos asociados a la tarea.
- Cierre y aceptación: Descripción de la intervención y conformidad del trabajo.
Ejemplo práctico:
Si un técnico anota “cambiar bomba”, pero no registra el código del equipo, horas-hombre, repuesto utilizado ni causa del fallo, esa OT no alimenta indicadores como MTBF, costos reales o confiabilidad. En cambio, con todos los campos normados, esa misma OT se convierte en una fuente de datos para tomar decisiones estratégicas.
En Asset Health Management (AHM) creemos que enseñar a diseñar y completar bien una OT —siguiendo la UNE-EN 13460— es el primer paso hacia un sistema de mantenimiento profesional, trazable y alineado con las mejores prácticas internacionales.
¿Las Órdenes de Trabajo en tu empresa cumplen con estos requisitos… o son solo un formato para “cerrar” trabajos?